lunes, 6 de diciembre de 2010

De otras plumas...

Juan Manuel Ramos
La otra orilla

A Carmen, Conchi, Ignacio, Nacianceno

A la otra orilla del mar,
Más allá de la bruma de los barcos,
Pasean mis amigos por plazas azules,
Calles amarillas y callejones secretos
Color carmín.

Tierra poblada de torres y almenas
Donde se asoma el pasado,
Sombra suplicante,
Anhelo de reconquista,
De un mítico reino
Cubierto de diáfano velo.

Línea difusa del tiempo
Por la que se vislumbran,
Desdibujados,
Molinos de viento y nubes.
Guerreros vigilantes
De nuestro blanco camino
Poblado de signos verdes.

Campo de flores naranjas y amarillas,
Donde las horas se detienen
A contemplar su danza.
Sonata del sol y el aire.

Rojo intenso que transfigura
La nieve perpetua de la historia,
En verdor liberado de las sombras,
Recintos de erotismo y misticismo,
Poesía geométrica que invita al silencio.

A la otra orilla del mar,
Bajo la sombra de las violetas,
Como suave brisa, pasean mis amigos,
Por arcos de luz, caminos, enredaderas,
Eterno retorno a la fuente cristalina,
Prodigioso encuentro con el otro.

Savia por la que fluye la intensidad,
Esa que impulsa al niño
A jugar con las palomas en la tarde.
Aves que al volar,
Iluminan el cielo de azul, rosa y blanco.
Aleteo del que surgen signos, trazos y sueños.


El viento, con suave soplo,
Las convierte en palabras encantadas,
Para luego dejarlas caer,
Como fina lluvia,
Transformadas en trigo, flores y vino.

A la otra orilla del mar,
Más allá de la bruma de los barcos,
Pasean mis amigos por
Atardeceres de sonrisas encendidas,
Mesas cubiertas de flores
Amarillas, rojas y blancas,
Plazas llenas de bullicio,
Aroma de café, botellas jubilosas,
Melodía de cristal.

Allí,
Caminé una tarde,
Solitario,
Bajo un cielo luminoso,
Azul y rosado.
La primavera
No tenía prisa en irse.

Instante de luz,
Portal del tiempo,
Por el que surgieron
Mis amigos,
Con ojos bañados de quietud,
Para cobijarme
Con su cálida compañía.

Al caer la noche,
Rodeado de libros y
Palabras extraviadas,
Me llegan destellos,
Susurros,
De aquella tierra
Pintada de colores.

Me dirás que desde esta orilla,
Solo se alcanza a mirar
La inmensidad del cielo
Tatuado de estrellas.
Pero la otra orilla,
Donde viven mis amigos,
La llevo escondida, como piedra preciosa,
En la palma de mi mano.

Es un placer para nosotros invitar a pasar a Juan Manuel Ramos a este espacio, donde siempre será bien recibido. Él vino de México, compartimos calles, literatura, risas. Y luego nos regaló unos versos que hablan de la amistad, de la distancia que con palabras mágicas como estas se puede hacer desaparecer... y como de todos es sabido que uno debe dar lo que espera, para que el círculo se cierre, ahí los queremos compartir, con nuestros lectores, conocidos y anónimos.

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