sábado, 10 de octubre de 2009

Vuelos de mariposa...

La Cruz del Sur
Si no fuera porque he mirado con mis propios ojos su cielo nocturno de verano, diría que en Buenos Aires es como en mi ciudad, que “las estrellas se olvidan de salir”. Pero en el Gran Buenos Aires también hay barrios, y campos que se quedan quietos por la noche. Entonces no sé si es la sed o qué, lo que te hace alzar la cabeza, y darte cuenta con tu corazón del norte que la configuración del cielo no es la que conoces. Un perro ladra a lo lejos, y eso no tendría nada de particular, si no fuera porque caminando por las calles porteñas, escuchando el ruido de tus botas contra el piso, aparecen como luciérnagas los almacenes dormilones, con el mostrador repleto de alfajores Jorgelin y empanadas haciéndose en el horno. Y el perfume de la yerba “temblando en la piel del aire”. Entonces es casi imposible no acordarse de Cortázar y buscarla y encontrarla sin dificultad. La Cruz del Sur. Yo a veces también la extraño.

Vos ves la Cruz del Sur
y respirás el verano con su olor a duraznos
y caminás de noche mi pequeño fantasma silencioso
por ese Buenos Aires, por ese siempre mismo Buenos Aires.

Extraño la Cruz del Sur
cuando la sed me hace alzar la cabeza
para beber tu vino negro, rnedianoche.
Y extraño las esquinas con almacenes dormilones
donde el perfumo de la yerba
tiemble en la piel del aire.

Extraño tu voz,
tu caminar conmigo por la ciudad.
Comprender que eso está siempre allá
como un bolsillo donde a cada rato
la mano busca una moneda, el peine, llaves,
la mano infatigable de una oscura memoria
que recuenta sus muertos.

La Cruz del Sur, el mate amargo
y las voces de amigos
usándose con otros.
Me duele un tiempo amargo
Ileno de perros y desgracia
la agazapada convicción de que volver es vano.

Comprender que un mar es más que un mar,
que la muerte se viste de distancia
para llegar de a poco, lenta, interminable,
como una melodía que se resuelve al fin
en humo de silencio.
Extraño ese callejón
que se perdía en el campo y el cielo
con sauces y caballos y algo como un sueño.
Y me duelen los nombres de que cada cosa
que hoy me falta,
como me duele estar tan lejos
de tu caricias y de tus labios.

Extraño tu voz
tu caminar
conmigo por la ciudad.

Letra de Julio Cortázar
Música de Edgardo Cantón
Interpretado por Juan Cedrón


sábado, 3 de octubre de 2009

De otras plumas...

Gonzalo Arango
(1931-1976, Andes, Antioquia)
Poeta y escritor, fue el principal protagonista del grupo poético de los nadaístas.
El Nadaísmo tuvo dos etapas, el Nadaísmo rebelde y el nadaísmo de la nueva era donde escribe su famoso poema Revolución (Manos unidas)
Una mano
más una mano
no son dos manos;
son manos unidas.
Une tu mano
a nuestras manos
para que el mundo no esté
en pocas manos
sino en todas las manos.
El nadaísmo es un movimiento literario colombiano que se desarrolló durante el período 1950-1964 en la ciudad de Medellín, capital del departamento de Antioquia; fue un movimiento con rasgos contraculturales.
Su poesía y prosa irrumpe para ofrecer un cambio, una revolución en la literatura. El nadaísmo se alimenta de las contradicciones.

Para leer más de su vida y obra: Gonzalo Arango


Poema a mi sobrenada

el sobretodo es mi mejor amigo
bebemos vino de consagrar en los viñedos
y nos emborrachamos,
compartimos el amor con las mujeres.
mi sobretodo es sensual y seductor.
en la cárcel era un colchón
en los prostíbulos era un refugio
con las manos hundidas en los bolsillos
que me salvaba del naufragio de los besos baratos.
en el invierno me defendía de la lluvia
y en el verano era una sombra luminosa.
mi sobretodo era una incitación voluptuosa a la pereza,
al calor, al heroísmo, al amor, al invierno.
en los momentos de peligro me hacía pasar por detective
y me daba un aire respetable de gran señor del hampa.
mi cuerpo se pierde en él cuando me persiguen,
en mi buena época del parlamento él hablaba por mí:
silencioso
tímido
elocuente.
ha sido una bella disculpa
para eludir serias responsabilidades históricas.
mi sobretodo es a veces el lecho del amor
en los sitios despoblados de la ciudad
tiene un oculto sabor de pecado prohibido.
mi sobretodo es un gran honor.
tiene más historia que una alfombra mágica.
yo lo consagro como el receptáculo privilegiado
donde algunas mujeres tendieron su columna vertebral
completamente desnudas
de cara al sol o a la noche.
mi sobretodo es testigo de la ternura y el terror.
fue acariciado por manos sofocadas de mujer
y desgarrado por puñales de odio.
mi sobretodo tiene quemaduras de tabaco
y huellas de disparos asesinos
y marcas sospechosas de labios rojos.
yo lo empeño por 8 pesos en los momentos de apuro,
mi sobretodo está saturado de sudor animal
tiene residuos de manchas de sangre y aceite…
sonidos vegetales.
cuando no llueve y hace calor me lo quito
me hundo en la noche oscura y mojada
o me hundo en el día lleno de sol, seco.
mi sobretodo es humano y feo
y todos los domingos guarda en sus bolsillos
la angustia de la semana.